En el café La Paca hay poca luz. Los clientes ríen y el sonido de los vasos acompaña las conversaciones nocturnas.
Situado muy cerca de Chueca, epicentro del colectivo homosexual y donde más usuarios geolocalizados utilizan Grindr, los autores del documental “5 Pulgadas”, Rosana y Pedro, se sienten como en casa. El camarero les conoce y les pone lo de siempre. Han pasado meses con antropólogos, psicólogos y usuarios de la aplicación Grindr. Los especialistas les han guiado por el mundo de las emociones y los beneficios y perjuicios de este tipo de Aplicaciones. Han creado una encuesta online para usuarios de Grindr y han obtenido resultados que les han llamado mucho la atención.
¿Con qué objetivos empezasteis el documental 5 pulgadas?
PEDRO
Lo primero porque nos parece un campo súper rico y sin explorar.
Grindr, aplicación pionera, lleva nueve años. Y dentro del colectivo gay es de lo más usual, es parte del día a día de cualquier gay en una gran ciudad.
En el caso del colectivo gay, la aplicación ha ayudado a establecer una gran cantidad de modelos de relación sentimental.
Las aplicaciones móviles de citas suponen una nueva era a la hora de relacionarse, ya sea por el tema de la geolocalización, que te permite estar relacionado con personas en cualquier parte del mundo con las que compartas inquietudes similares; o ya sea también por el hecho de que el móvil lo llevas siempre contigo, y no te tienes que sentar delante de un ordenador para establecer un contacto.
Vayas donde vayas siempre vas a encontrar a gente a tu alrededor que o bien quiere sexo, o bien busca una relaciones, o entretenimiento (pues las aplicaciones también tienen esta función). En las aplicaciones encontramos muchas personas que llegan a una gran ciudad y se conectan en una de ellas para enterarse de los planes nocturnos, de las fiestas…
El estudio que hemos hecho nos ha facilitado saber ciertos datos como que el colectivo que más utiliza la aplicación tiene una edad comprendida entre los 30-45 años. Son personas que no han desarrollado la sexualidad a través de la aplicación, sino que van buscando otras cosas…
ROSANA
Con respecto al objetivo que perseguimos con el documental, nos centramos en averiguar si estas aplicaciones favorecen a la mejora de las relaciones interpersonales y si pueden o no ayudarnos a sentirnos un poco más felices a medio o largo plazo.
Efectivamente, encontramos puntos positivos y negativos en las aplicaciones. Estas implican frustraciones. Por ejemplo: cómo gestionar el rechazo y todo el autoconocimiento que esto conlleva. Pero aún así, a pesar de todos estos puntos negativos, uno tiene que valorar también lo que puede sacar de ellas y lo que puede aprovechar para mejorar su vida.
PEDRO
Con respecto a la modernidad líquida, hay algo que nos resulta muy interesante que es que hoy en día vivimos en una época de absoluto individualismo y hemos dado la espalda al amor romántico, que ha dejado de servir como modelo. En relación a esto quiero destacar dos puntos:
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Estamos en una época de transición, en la que estamos dejando atrás ese modelo convencional de relación. Que puede funcionar para algunos pero no para todos. Este modelo está basado en la dependencia emocional, que realmente no es buena para nadie. Tenemos que vivir en sociedad y aprender a vivir con las personas que nos rodean. Pero eso no implica que tengamos que depender de esas personas. Esto es un modelo antiguo, que ya ha dejado de servir.
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En este sentido, nosotros escogimos el colectivo homosexual porque siempre ha sido pionero en la reivindicación de modelos propios de relación. Unos modelos que a la vez son extensibles a las relaciones heterosexuales. Y curiosamente hemos llegado a un punto en el que todos estamos buscando nuevas formas de relacionarnos y nuevos modelos de relación. Lo difícil de este tiempo tiene que ver con el momento de transición que estamos viviendo. Todavía no sabemos utilizar bien las aplicaciones y sacarles el máximo partido para nuestro propio uso.
Con el documental, nos interesa también ese aspecto de eliminar o reducir el estigma que existe con respecto a las aplicaciones de citas. Queremos que se hable de ellas con total normalidad, que se normalice su uso. Curiosamente, hay mucha gente dentro del armario de las aplicaciones.
¿Creéis que Tinder ha ayudado a normalizar el uso de estas aplicaciones?
PEDRO
Sí, efectivamente con Tinder se ha normalizado mucho más que con Grindr. Esto tiene que ver también mucho con el uso que se hace de Grindr.
Hay una diferencia muy interesante entre las aplicaciones para gays y las aplicaciones para heterosexuales. El match, la coincidencia (que tengáis que gustaros mutuamente para poder comenzar a hablar). Es una condición obligatoria dentro de Tinder o Happen, pero no en las aplicaciones para homosexuales. Estamos convencidos de que el match minimiza el rechazo. Y esto favorece el éxito de la aplicación, pues tú te vas a sentir mejor. Porque si tú estás en una aplicación como Grindr en el que todo el mundo te pueda hablar y en la que tú puedes hablar a todo el mundo, si hablar a muchas personas y ninguna te contesta, tú estás recibiendo el rechazo de todos los que están a tu alrededor. Sin embargo, si estás utilizando Tinder y le das a me gusta a la foto de una persona y coincides que la otra persona ya le ha dado previamente me gusta a tu foto, todo eso favorece a que te sientas más seguro y ya comience una conversación en igualdad de condiciones (por decirlo de alguna manera). Algo que no ocurre con Grindr. Por eso pensamos que Tinder acaba estando más aceptada en la sociedad.
Y es que en Grindr hay mayor libertad. Mientras que en el colectivo gay es normal compartir fotos de los genitales, es algo ampliamente aceptado, en el colectivo heterosexual, una ínfima parte de las mujeres aceptan compartir fotos de genitales con desconocidos.
El uso de Grindr también es muy regional. En Lavapiés, por ejemplo, Grindr se utiliza el 99% de las ocasiones para “Sexo Express”. Sin embargo, te vas fuera de Madrid y las cosas funcionan de otra manera.
ROSANA
En relación a esto, en Grindr, al estar más sexualizado su uso, tiene un estigma mayor. Tinder se está normalizando porque funciona de diferente forma.
¿Conocéis algún porcentaje de relaciones que se hayan fraguado a través de las aplicaciones de citas?
ROSANA
Te puedo decir que de nuestro documental, todos los testimonios que tenemos son de gente que ha acabado encontrando su pareja a través de las aplicaciones de citas para smartphone.
PEDRO
Existen estadísticas muy interesantes pero se han hecho todas en EEUU. Hay 2 datos muy interesantes:
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Hoy en día, aunque no se diga, la mayoría de parejas se han conocido por Internet.
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Descenso de la tasa de divorcio. En EEUU, en los últimos diez años ha disminuido muchísimo la tasa de divorcio. Esto es muy interesante si lo relacionamos con el uso de las Apps de citas. Antes íbamos a una cita y apenas conocíamos a la persona y muchas veces aunque no nos acabase de gustar la persona seguíamos quedando y teniendo citas con el objetivo de acabar conociéndola en profundidad. Hoy en día, con las Apps de citas ya antes del primer encuentro hemos estado intercambiando datos, información de todo tipo, hemos establecido una afinidad. Las relaciones que acabamos teniendo a la larga son más líquidas pero también más buscadas. Sabemos lo que queremos y respecto a ello escogemos una cosa u otra. Eso facilita que cuando lleguemos al matrimonio lo hagamos con las ideas más claras que antes, habiendo conocido mucho mejor a la persona con la que queremos estar.
Antes podíamos encontrar a personas que vivían en relaciones cerradas, convencionales, y que no eran felices porque no eran lo que querían en ese momento. No está en nuestra naturaleza estar con la misma persona toda nuestra vida. Las personas necesitan estímulos, continuos cambios. Las relaciones que ahora se están estableciendo, aunque son de naturaleza mucho más distinta, sí que podemos decir que son más solidas en cuanto a la honestidad que empleamos con ellas. Dentro del mundo homosexual es así. Dentro del heterosexual yo creo que se están abriendo todas las posibilidades.
ROSANA
Yo creo que las aplicaciones de citas han facilitado mucho que los diferentes tipos de relaciones de pareja que existen se normalicen. Han permitido abrir el espectro de posibilidades y, sobre todo, la aceptación de las mismas. Ya el fin puede no ser encontrar una pareja y esto estar aceptado. O que la pareja no sea de dos, que sea de tres o más. El concepto de poli-amor comienza a conocerse y a introducirse en las conversaciones. Las aplicaciones facilitan mucho el escenario para las personas que no buscan modelos de relación convencional.
Mucha gente de nuestro entorno que antes había renegado de las aplicaciones ha acabado utilizándolas, porque es hacia donde se está moviendo la sociedad.
¿Qué buscamos entonces en estas aplicaciones?
ROSANA
Al final te estás conectando virtualmente.
El uso que tú le quieras dar puede ser muy diferente depende de lo que vayas buscando. Y hay aplicaciones para todo tipo de intereses. No es lo mismo Tinder que Meetic. Cada uno tiene que hacerse la pregunta a sí mismo de ¿qué es lo que busco? Aunque luego eso tampoco te garantiza que vayas a encontrarlo en una aplicación específica. Puede ser que en la aplicación más guarra del mundo encuentres a tu media naranja.
PEDRO
En el mundo gay se normalizó mucho el modelo de “primero tenemos sexo, luego somos amigos y finalmente podemos llegar a ser pareja”. El orden clásico de las relaciones convencionales se ha visto totalmente alterado. Y eso es bueno. Las posibilidades son infinitas.
Con respecto a la saturación del mercado, si ponemos 40 productos en un escaparate de un supermercado la gente se pierde. Nos agobiamos. Sin embargo, si ponemos 4 la gente elige, selecciona. Esto es algo muy interesante con respecto a las Apps. ¿Qué pasó en Madrid? El sexo se banalizó. Había mucha gente disponible para tener sexo rápido e inmediato. Esto es algo que ha ocurrido en los últimos 20 años.
¿El exceso de posibilidades no puede suponer una insatisfacción continua?
¿No puede alimentar nuestra necesidad de cambio y reemplazamiento?
PEDRO
La liquidez es algo que no afecta solo a las parejas, afecta a muchos aspectos de nuestra vida. Acabamos cosificando todo. Unas personas nos sirven para una cosa determinada, otras para otra. Nos movemos por intereses.
Se ha normalizado, por ejemplo, el no contestar a los mensajes. Ya se normaliza no contestar a las llamadas. Para poder llamar a una persona, preguntamos primero si esta puede hablar porque si no se considera una intrusión. Nos hemos metido en una burbuja y ese sí que es un verdadero problema. La gente no quiere complicarse más.
Pero como ya he dicho, se trata de una fase de transición. El individualismo en el que nos encontramos inmersos es necesario. Es necesario porque necesitamos sentirnos bien con nosotros mismos para poder estar bien con los demás. No podemos permitir que nuestra felicidad dependa de otra persona.
En definitiva, el modelo de relación victoriano es enfermizo. Hoy en día no tiene razón de ser. Pero sí que creo que debemos encontrar un punto intermedio, pues necesitamos a los demás para vivir. La felicidad no se consigue en soledad.
ROSANA
Sí que es verdad que ahora es todo muy compulsivo. Como el consumismo, el amor es compulsivo. Y no solo las relaciones, también la forma de consumir series por ejemplo.
Y tampoco las aplicaciones pueden modificar mucho el panorama actual. Las aplicaciones son una herramienta que se suma a la tendencia que sigue la sociedad. Es el uso que le estamos dando. Las aplicaciones van a saco porque nosotros estamos queriendo que vayan a saco porque es lo que buscamos. Muchas personas sí que es verdad que buscan ya algo más selectivo. No tanto comprar en Zara como irse a una tienda de ropa más pequeña, con menos oferta pero más calidad y cierto valor añadido.
Tiene mucho que ver también el uso de las aplicaciones con las necesidades de autoestima que precisamos hoy en día. Necesitamos que nos den al “like”, necesitamos exponernos, gustar. Pero también existe la frustración de no gustar tanto como queramos. Y la frustración de llegar a pensar que nunca encontramos lo que queremos, que nunca es suficiente, que siempre puedo encontrar alguien mejor. Del consumo compulsivo a las relaciones compulsivas. Usamos y desechamos sin pararnos a pensar qué es lo que realmente queremos, qué es lo que realmente nos hace felices.
¿Y en cuanto a la superficialidad de las Aplicaciones?
ROSANA
Es que las aplicaciones no son superficiales, es la gente la que es superficial. Las aplicaciones son un software, son herramientas.
PEDRO
Son herramientas. Se pueden utilizar para mil y una cosas.
Para empezar, son redes. Puedes encontrar a gente de todo tipo. Si yo le doy like a una persona de Tinder, puedo no dárselo tanto por la imagen sino por lo que hace, porque me gustan sus afinidades.
Yo por ejemplo he conocido a personas de mi entorno profesional gracias a Grindr.
Es importante señalar eso, que no todo lo que se busca a través de aplicaciones como Tinder o Grindr es sexo.
El colectivo homosexual se ha encargado de reivindicar a lo largo de décadas que el sexo es algo distinto a las relaciones, que puedes tener una cosa sin implicar la otra, y esto es algo que el colectivo heterosexual ha tomado y también normalizado.
Existen mil y un modelos.
Si bien sí que tenemos que aceptar que existe una tendencia en la sociedad a sustituir las relaciones afectivas por el sexo. Y en el caso de los gay, tiene mucho que ver esto con el hecho de que no podemos tener hijos y la adopción todavía es muy difícil. Por lo tanto, creamos nuestras propias familias. Las creamos a través de tribus urbanas, círculos de amigos gays que se acuestan sin compromiso y que además mantienen otro tipo de relaciones afectivas. Sexo en grupo. En la mayoría de capitales del mundo occidental está pasando esto. Y es algo de nuestra realidad. Que no es bueno ni malo, simplemente ocurre y tenemos que aceptarlo.
En cuanto a la soledad, se habla ya de una epidemia global. ¿Qué opináis al respecto?
ROSANA
La soledad es un concepto muy etéreo. ¿Qué es la soledad? Incluso estando acompañado te puedes sentir solo.
Lo que sí sabemos es que morir morimos solos.
La sociedad convencional, los modelos de relación convencional, no funcionan para todo el mundo.
Ya el modelo de tener hijos, cuidarlos, criarlos, y que luego ellos cuando envejezcas tengan que cuidarte a ti, se ha quedado obsoleto. Ya eso no se quiere. Hay muchas mujeres que no quieren tener hijos y eso es una realidad. Ese modelo ya no funciona para muchos.
El modelo convencional de familia ya no funciona para romper la soledad de muchas personas. Al final todo se basa en que tenemos que trabajar más el autoconocimiento y el estar bien con nosotros mismos para poder estar bien en compañía.
PEDRO
Aquí abordamos un poco esa visión nostálgica de la realidad. Hay que cambiar el chip. Nunca hemos estado tan conectados.
Existe una era pre-Internet. Antes, los contactos se hacían a través de revistas. Con 18 años yo me sentía realmente solo. Empecé a buscar contactos en revistas. Vivíamos en una sociedad muy complicada. Ahí sí que existía la soledad realmente, pues toda esa pluralidad de posibilidades de las que estamos hablando ahora no tenían ninguna visibilidad.
La película de Paco León, “Kiki”, es maravillosa y puede ayudarnos a explicar un poco todo esto. Paco León habla de eso, de la libertad que tenemos hoy en día para ser quien realmente queramos ser.
Por lo tanto, desde mi punto de vista es una jilipollez eso de que estamos solos. Estamos solos porque queremos. Porque tú eres el que llegas a casa y el que te aíslas. Tú decides quedarte en casa por los motivos que sean, que vivimos con unas condicionales laborales muy precarias y el contexto de depresión que se vive en el país puede haber motivado también el aislamiento.
Las aplicaciones nos han facilitado mucho las cosas.
Un antropólogo colabora con nosotros en el proyecto y él nos dice algo muy interesante pues relaciona el auge de las aplicaciones de citas con el inicio de la crisis económica. El hecho de que una persona no pueda ir a un bar a ligar porque no tiene dinero para pagarse una copa no es un freno para conocer a gente hoy en día. Estoy en casa y no me hace falta ir al bar para conocer a alguien. Desde mi móvil puedo hacerlo. Se democratiza mucho más el acto de ligar. Llego a casa cansado del trabajo, me aíslo y decido no salir. Pero cojo el móvil, abro una aplicación y comienzo una conversación con alguien. No hace falta que sea el chico más atractivo del mundo ni el más interesante. Simplemente alguien que me escucha y con el puedo compartir un momento determinado de mi vida. Y de esa conversación puedo motivarme a salir, tomar algo… Y esto puede pasarme aquí o en Japón o París cuando viaje. Hace 30 años yo iba a París y me aburría, no conocía a nadie y hacía los típicos planes turísticos. Ahora ya no. Además, con las aplicaciones se establecen unos códigos que son compartidos internacionalmente. Los emojis además ayudan mucho. Con lo cual todo se facilita.
Ese concepto de soledad va asociado con una nostalgia hacia un modelo antiguo. La gente se siente sola porque ya no encuentra a esa persona que le acompañe durante toda su vida y que le vaya a ser fiel para siempre. Es una visión muy nostálgica del mundo actual. Y tenemos que vivir en el presente.
ROSANA
La solidez del compromiso que teníamos antes ya no existe.
A ver, también hay que tener en cuenta lo que cada uno entienda por soledad.
Sí que es verdad que vivimos en una sociedad más individualizada. Pero, ¿es esto algo necesariamente peor? ¿Tiene una connotación negativa es criticable?
Cada uno busca su propia satisfacción y felicidad. ¿Qué hay de malo en esto? ¿Qué hay de malo en querer la felicidad propia primero? Luego tú ya estableces cómo de líquidos o sólidos quieres los lazos sociales en tu vida.
Esa visión romántica y nostálgica del pasado no puede ayudarnos. Ahora hemos llegado a otra época con otra serie de condicionantes. Lo que funciona hoy puede que mañana no funcione.
Yo soy una persona monógama y te digo todo esto desde el punto de vista de una persona que no cree en el amor para siempre, que el amor puede ser igual de bonito dure un día que una semana o diez años. Soy monógama por cuestiones educativas pero no cierro las puertas a la posibilidad de tener una relación abierto con una persona mientras se hablen las cosas de forma clara.
En definitiva, se trata de aceptar el abanico de posibilidades que tenemos, saber que podemos utilizarlo todo a nuestro favor y en nuestro beneficio.
Con todo esto, podemos ser personas más tolerantes si nos lo proponemos. Pero tenemos que proponérnoslo y luchar por ello. Porque es muy fácil no hacer nada y quedarnos con lo conocido y socialmente aceptado. Pero así no avanzamos.
¿Es lo mismo conocer a una persona en una aplicación que conocerla en una discoteca?
ROSANA
Personalmente, yo creo que sí. Todos queremos el cruce de miradas romántico de película. Pero si tu quitas eso, esa noche que tu conoces a alguien en una discoteca pueden ocurrir dos cosas: o acabas en la cama con esa persona o tienes una segunda cita. Lo único que diferencia la relación que se establece vía App y la que se establece en un bar es ese primer contacto. La persona va a ser la misma en la primera cita o en la segunda. Y en la aplicación además ganas ese conocimiento previo de la persona, sus gustos e intereses. Las aplicaciones nos aportan un mayor conocimiento de la otra persona que a lo mejor yéndonos a la cama con alguien que conozcamos en un bar no obtendríamos. Perdemos esa idea tradicional de conocer a alguien. Pero volvemos a lo mismo de que no perdemos sino que ganamos más posibilidades. Las aplicaciones suman y no restan.
PEDRO
Para el documental, entrevistamos a un chico que nos contó sus dificultades con la aplicación. Para él es muy difícil decirle a alguien que conozca por la aplicación y con tiene una primera cita que no le gusta. Entonces a lo mejor se acuesta con esa persona y decide acabar la cita “bien” para no herir a la otra persona. Esto es algo que no sucede si conoces a alguien cara a cara. Él como que se siente obligado a acabar bien las citas, cuando realmente no tiene ninguna obligación con la otra persona ni la conoce de nada. Eso es parte del riesgo de las aplicaciones también.
Pero vuelvo al tema de que hay que saber usar las aplicaciones. Su uso tiene que normalizarse y aprenderse.
ROSANA
En mi caso, yo he pasado noches con tíos que he conocido en bares, con los que ha habido miraditas, con los que he pasado fines de semana increíbles… Y todo eso no te garantiza nada para tener una futura relación de pareja. La clave está en encontrar a una persona que esté en el mismo momento vital que tú y que esté buscando lo mismo. Y eso lo puedes conocer en una aplicación sin ninguna duda. A mí me ha pasado y por eso lo digo. Lo único que pierdes es la toma de contacto inicial, el flechazo o el juego de miraditas del modelo convencional. Pero, volvemos a lo mismo, son modelos establecidos que han ido modificándose, que ya hoy no son tan deseables y que, sobre todo, son o pueden ser sustituibles.
Lo que pierdes del juego de miradas inicial lo ganas con el conocimiento previo que estableces a través del chat de las aplicaciones.
¿Se pierde entonces el modelo de conocer a alguien de forma azarosa? ¿No nos hace esto más selectivos y autoexigentes? ¿No puede llevarnos a la insatisfacción continua?
ROSANA
Es el ideal del Romanticismo. ¿Qué hay de malo en eso, en elegir a la carta?
PEDRO
Yo lo que sí veo negativo son los filtros que utilizamos a veces sin darnos cuenta. Unos filtros que nos limitan mucho.
ROSANA
Pero, volvemos a lo mismo, es la gestión que tú hagas de las aplicaciones, de cómo tú las utilices.
PEDRO
El problema también es que nos relacionamos con las personas de una forma visual. Estamos en una aplicación y hablamos sólo a la gente "guapa".
ROSANA
Pero como en un bar, es lo mismo, en un bar te acercas sólo a la gente "guapa".
PEDRO
No estoy de acuerdo contigo. En una aplicación te llama la atención la gente que te parece atractiva en las fotos y vas a hablar con ellos. Sin embargo, hay gente poco fotogénica que a lo mejor es muy atractiva en persona y con ellos o ellas no hablas. Estamos perdiendo el conocer a gente en bares que, aunque no nos parezcan las personas más atractivas, tienen una simpatía y una naturalidad que sólo se consigue cara a cara. Y eso sí que lo estamos perdiendo, porque estamos basando nuestra selección en el visual únicamente. El resto de matices que pueden llamarnos la atención de una persona, aparte de su físico, se vuelven secundarios.
ROSANA
Sin embargo, eso se compensa con la posibilidad de conocer a personas de cualquier estrato social y culturas, personas que no conocerías en otros ámbitos, las aplicaciones facilitan eso también.
PEDRO
Sí, eso es lo bueno. Las aplicaciones ponen a personas de estratos sociales diferentes en igualdad de posiciones. Todos tenemos acceso a conocer a personas de cualquier clase social. El director del banco y el hombre que limpia la calle. Todos se igualan. Son personas que no se mueven por los mismos sitios, que no tienen los mismos grupos de amigos. Y, sin embargo, pueden conocer a las mismas personas gracias a este tipo de aplicaciones.
ROSANA
Por ejemplo, yo a la hora de salir a tomar algo no me voy a la calle Serrano. Y, sin embargo, con la aplicación puedo conocer a alguien muy interesante que viva en el barrio Salamanca. Alguien que yo no habría tenido posibilidad de conocer de otra forma si no hubiera sido por la aplicación.
Perdemos hábitos del pasado, pero ganamos en el espectro de posibilidades.
Aún así, sí que vemos aspectos negativos en las aplicaciones. Pero no tanto en las aplicaciones en sí mismas sino en la forma en la que los usuarios las gestionan. Los niveles de ansiedad con los que vivimos hoy en día, las jornadas laborales que tenemos, el nivel de exigencia a la hora de elegir, todo ello nos lleva a relaciones más líquidas. Pero las aplicaciones siguen la tendencia de la sociedad. No son las aplicaciones la causa sino un poco más la consecuencia.
¿Pueden las aplicaciones afectar a la autoestima de los usuarios?
PEDRO
Vamos a encontrar personas con problemas de autoestima, pero ya gestados antes y que sí que se acrecientan con el uso de las mismas.
Aprendiendo a gestionar las aplicaciones, aprendemos a gestionar nuestra autoestima.
Tenemos que ser conscientes de que lo que vendemos a través de las aplicaciones no somos nosotros mismos, son imágenes, representaciones de lo que somos. Y sí, triunfan aquellos que venden imágenes híper-sexualizadas, pero ¿para conseguir qué? Al final tienes que valorar un poco qué es lo que quieres conseguir y qué es lo que buscas. Es mejor que te hablen 5 que 50, si esos 5 que te hablan lo hacen porque se interesan más por una representación más realista y menos superficial de lo que eres.
ROSANA
Las aplicaciones favorecen que las personas que sientan problemas de autoestima lleven a cabo un autoconocimiento de sus limitaciones y dificultades. A partir del autoconocimiento ya pueden comenzar a ser tratadas. Las personas pasan a preguntarse: ¿por qué me está afectando esto? El problema de autoestima se conoce muchas veces gracias a las aplicaciones. Y luego, pueden actuar como una forma de terapia para muchas personas.
PEDRO
La realidad es muy distinta en el mundo de las aplicaciones. La gente se piensa que es muy fácil conseguir sexo con sólo abrirte la aplicación. Y es todo lo contrario. Mucha gente va de orgía en orgía, pero esa no es la realidad de la gente común.
El psicólogo con el que estamos trabajando opina que hay muchas personas que no deberían utilizar las aplicaciones de citas. Porque si no puedes gestionar tu autoestima en el día a día, ¿cómo vas a gestionarla a través de la aplicación? Primero tienes que conocer las herramientas. La etiqueta es algo que vas aprendiendo a medida que las utilizas. Es todo un ritual. Los códigos se aprenden. Es un juego. Tampoco hay que tomárselo todo muy a pecho.
¿Podrías hacer un balance de la situación actual?
ROSANA
Grinder lleva más o menos 7 años en activo, Tinder 3 años. Estamos todavía en el periodo de transición. El mundo real convive con el mundo virtual. Todavía nos queda un poco grande la gestión de tantas aplicaciones y tan poco tiempo para disfrutar de todas ellas.
Entre los puntos a favor, podemos destacar que las aplicaciones nos permiten conocer a personas que no conoceríamos de otra forma, permiten el autoconocimiento, la búsqueda y la elección personales, sin prejuicios o valoraciones externas.
Entre los aspectos negativos, podemos señalar el tiempo que una persona tiene que invertir en las Apps para que realmente sean efectivas en su día a día. Para nada llegas y encuentras lo que buscas. Las aplicaciones requieren tiempo y experiencia. Tienes que conocer tus límites y tus intereses. Y a partir de ahí empezar a descartar y valorar. Las aplicaciones nos quitan tiempo y si no encontramos lo que queremos eso puede frustrarnos. Por eso, nuestra vida social no puede venir motivada exclusivamente por las aplicaciones. Estas son herramientas que sumar a nuestros hábitos sociales. No deben restarnos en momentos vividos.
Lo mismo pasa por ejemplo en el mundo del periodismo. A nivel de noticias, ahora mismo estamos expuestos a una sofre-información. Y debemos hacer filtros para no saturarnos. Con los aplicaciones de citas sucede de igual modo. Hay que saber gestionar todo: la calidad de la información, el tiempo que destinas al uso y disfrute de la misma.
Las aplicaciones son un medio más para conocer a gente. Y, como he dicho, lo importante es que sumen y no resten.
PEDRO
No solamente es que estemos en un momento de hibridez y transición, sino que esto además va a cambiar muy pronto.
A la vuelta de la esquina está la llegada de la realidad aumentada. Este concepto se basa en el uso de la tecnología en la realidad misma, por ejemplo gracias a las gafas 3D de contacto de Google. Eso está ahí. Todo eso nos va a permitir tener información sobre la realidad de nuestro entorno de forma inmediata.
Esto con las personas también va a pasar. Si yo por ejemplo llevo puestas las gafas y quedo contigo, me van a aparecer al momento una serie de datos sobre ti misma.
El teléfono móvil, por su parte, va a dejar de ser una extensión de nosotros mismos para convertirse en una parte integrada de nuestro propio cuerpo.
A mí lo que realmente me preocupa de todo esto es la forma tan anárquica en la que nos comportamos y que hemos aprendido a normalizar. La forma en la que tratamos al otro, la cosificación. Suele ocurrir que quedamos con personas a horas determinadas y a través de mensajes instantáneos vía Whatsapp nos libramos rápidamente de las citas. “Perdona, se me ha complicado el día, nos vemos en otro momento”. Estamos cansados de ver mensajes así. Ya no hay llamadas. Y mensajes así en el mejor de los casos, pues se está volviendo normal no contestar, no dar explicaciones ni pedirlas, simplemente pasar de todo y dejar que las cosas caigan por su propio peso. Y todo eso puede llevarnos a una pérdida de respeto y confianza entre unos y otros.
Me preocupa mucho el hecho de que esto se acepte, que se vuelva como ya está ocurriendo en algo normal. Esto me asusta mucho.
También me asusta mucho la idea de que aparezca una aplicación en la que puedas valorar a la gente, que puedas puntuarla por ejemplo, o valorarla de una a cinco estrellas. Imagínate qué realidad sería esa. Tendríamos una valoración media y seríamos tratados como producto. Y eso está a la vuelta de la esquina.
ROSANA
Hay que saber dónde está el límite. Saber gestionar el mundo real con el virtual. Recordarnos que no somos productos sino personas. Hay que saber también mantener ciertos valores, como la puntualidad, el no fallar a un amigo, la honestidad, valores humanos de respecto y educación… Todo esto sí que hay que reforzarlo, pues con la virtualidad se pierden. Con el mundo virtual, como no ves a la otra personal es fácil ser impersonal y olvidar estos valores. Pero sí queremos sacar el máximo partido a la tecnología y a las aplicaciones en sí mismas, hay que humanizarlas. Debemos promover y defender los valores que nos hacen especiales y nos diferencian de la tecnología.
Comportarnos como nos de la gana sin ningún tipo de empatía y respeto hacia los demás puede perjudicar nuestras relaciones interpersonales a la larga.
PEDRO
Hemos normalizado cosas que yo nunca me habría planteado normalizar antes. Ahora hay gente que me habla por la aplicación, que me dice “hola”, y yo ya no contesto. Y antes yo no era así.
ROSANA
Sí, hay un riesgo. Nosotros una pregunta que hemos hecho continuamente en el documental a los distintos profesionales es: ¿hacia dónde creéis que va todo esto? ¿Vamos a volver a los modelos del pasado?
PEDRO
Tú y yo nos damos cuenta. Pero, por ejemplo, los millennials no se dan cuenta de que existe una falta de respecto en no contestar.
ROSANA
Con el boom de las aplicaciones, buscamos la inmediatez en las respuestas. Y no es así, debemos adaptar las aplicaciones a nuestros valores de respeto y humanizar su uso, no dejar que las aplicaciones modifiquen nuestros principios sino que nos ayuden a ser mejores personas.
"EL MODELO DE RELACIÓN VICTORIANO ES ENFERMIZO"
"Hoy en día no tiene razón de ser. debemos encontrar un punto intermedio,
pues necesitamos a los demás para vivir. La felicidad no se consigue en soledad."


























































































